Margalit Fox la periodista estadounidense y antigua escritora del The New York Times, ha publicado un relato verdadero de uno de los ejemplos más inverosímiles y atrevidos de la astucia de los soldados británicos durante la Gran Guerra. Fox relata que en 1918, en la remota y montañosa ciudad de Yozgat en Anatolia, ahora Turquía. los prisioneros de la Primera Guerra Mundial Harry Jones de Gales, y su camarada australiano Cedric Hill, idearon un plan para escapar de un campo de prisioneros de guerra utilizando una tabla Ouija hecha en la prisión. Te hacemos un resumen de esta fantástica historia.
Toda una historia ocultista
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Jones y Hill fueron capturados durante un avance en Bagdad, se encontraban entre los cientos de soldados aliados obligados a realizar arduas marchas a lo largo de cientos de kilómetros, para llegar a los campos de prisioneros donde se esperaba que terminaran la guerra encarcelados en casas en ruinas que habían sido el hogar de armenios antes del genocidio de 1915.
Una carta de la tía de Jones le recomendaba que hiciera una tabla Ouija para divertirse durante los largos y tristes días de cautiverio. Después de seguir su consejo, Jones se sorprendió al descubrir lo fácil que era persuadir a sus compañeros prisioneros de guerra de que realmente podía comunicarse con el mundo de los espíritus. Entonces se le ocurrió que podría ser capaz de persuadir a sus captores turcos de que estaban canalizando mensajes del más allá.
Realizadas varias sesiones de espiritismo con una tabla Ouija nocturnas, Harry Jones decidió compartir la verdad de su plan con Cedric Hill, un piloto australiano del Royal Flying Corps. Además persuadieron a Moise Eskenazi al que llamaban «The Pimple», un traductor de metro y medio, y al comandante del campo Kiazim Bey, de que podía llevarlos a un lugar donde un armenio murió durante el genocidio, y convencieron de que había enterrado un tesoro en ese lugar.
«The Pimple» el carcelero que robaba de las prisiones de los cautivos de guerra, pronto se sintió intrigado por las sesiones con el tablero Ouija y finalmente visitó a los hombres y les preguntó sobre su vida amorosa, que quería que el espíritu respondiera.
Al darse cuenta de que se habían ganado su confianza, Jones y Hill pasaron los siguientes meses persuadiendo tanto a Eskenazi como a su oficial al mando Bey de que sus habilidades como médiums eran reales.
Ya era bien sabido en los círculos médicos que es posible creer que el vidrio se mueve sin sentir que usted tiene el control de la mano y el brazo. Incluso a mediados del siglo XIX, se estableció el concepto de ideomotor. Esta es la teoría de que un pensamiento o una acción mental puede provocar un movimiento físico que parece automático o reflexivo pero que, en realidad, está siendo controlado por el usuario. solo que es subconsciente y realmente creen que no están moviendo nada.
Cómo se fraguó la huida y convencieron a sus captores
Hill y Jones pudieron covenzer a Eskenazi y Bey de que estaban obteniendo información de los muertos. Fueron tan convincentes que se convirtieron en los primeros soldados de la historia en ser condenados por comunicar noticias de guerra por telepatía. Los turcos los confinaron juntos por temor a que sus conexiones con los espíritus pudieran revelar secretos de guerra vitales.
Con el campamento rodeado por 300 millas de montaña o desierto en todas direcciones, se consideró imposible escapar. Pero la creencia (compartida por otros prisioneros de guerra y por los captores turcos) de que Hill y Jones podían, a través de los espíritus y el tablero de Ouija, guiar a Eskenazi y Bey al tesoro armenio enterrado, este tesoro era demasiado fuerte para resistir.
A través de sesiones de hasta seis horas de duración, observadas por The Pimple, Hill y Jones «revelaron» que había tres latas enterradas cerca con pistas sobre dónde se encontraba el tesoro por valor de 18.000 libras esterlinas.
Se convirtieron en los primeros soldados de la historia en ser condenados por comunicar noticias de guerra por telepatía
De vez en cuando, fingiendo haber enfurecido a su contacto espiritual, los militares fingían estar poseída por él, una vez incluso se lanzaron por las escaleras mientras gritaban «de miedo». Los trozos de yeso y escayola se desprendían del techo de la casa en ruinas donde estaban prisioneros, cuando Harry Jones y Cedric Hill empezaron a bajar la gran larga escalera, chillando y gimiendo a todo pulmón como posesos.
El soldado otomano al que llamaban «The Pimple» era encargado de mantenerlos encarcelados en el edificio, en las profundidades de las montañas turcas, se asustó tanto al verlos gritar entre la noche que salió corriendo de la casa y chocó contra una pared de ladrillos de tres metros de altura antes de intentar trepar por ella. Cedric y Harry como, estaba convencidos de los demonios que se había apoderado de los dos prisioneros también quería matarlo.
Los hombres continuaron bajando por las escaleras, mientras intentaban no reírse de la mentira que estaban perpetrando, un complot que finalmente les llevarían a la libertad.
Usar tablas Ouija y jugar al espiritismo era muy popular en la época victoriana. Era solo un juego de salón para la mayoría de la gente, pero hubo muchos que se lo tomaron en serio. El número de muertos en la Primera Guerra Mundial contribuyó a un resurgimiento, principalmente en nombre de los familiares en duelo que querían llegar a sus seres queridos ya fallecidos.
En otra ocasión, fingiendo entrar en trance, Jones llevó a The Pimple a un lugar donde había enterrado una lata con una moneda de oro en su interior y una pista sobre dónde estaba escondido el tesoro.
Con tal evidencia, los espíritus realmente podrían llevarlos al tesoro, Eskenazi y el comandante se movieron a actuar cuando el espíritu afirmó que la tercera lata con la pista definitiva estaba enterrada en la lejana Constantinopla.
Para llegar allí, los captores turcos afirmaron a sus superiores que Hill y Jones se habían vuelto locos y necesitaban tratamiento en la ciudad.
Conseguir persuadir a los médicos del campo de que realmente se habían vuelto locos era una tarea agotadora; Hill fingió una especie de melancolía religiosa, leyendo obsesivamente la Biblia, mientras que Jones fingió ser turco y comenzó a garabatear furiosamente interminables notas detallando su odio hacia los ingleses. Incluso hicieron un ‘falso ahorcamiento’ de sí mismos en una habitación de un hotel en su viaje a Constantinopla para demostrar que estaban realmente locos y subordinados a los espíritus.
Una vez en Constantinopla, Hill y Jones tuvieron que embarcarse en una prueba de resistencia incluso más agotadora que las interminables sesiones de espiritismo falsas. Sometidos en una institución mental, tuvieron que persuadir a un desfile interminable de médicos de que realmente se habían vuelto locos y que debían regresar a Inglaterra.
Jones leyó la Biblia tantas veces que sus ojos comenzaron a fallarle. Mientras tanto, The Pimple les hizo varias visitas pidiendo a los cautivos que lo ayudaran a encontrar la tercera pista vital.
«Los espíritus» le dijeron que la tercera pista en realidad estaba enterrada en Yozgat y que, con paciencia y una vida austera, algún día se convertiría en el gobernante del mundo, una promesa que The Pimple tomó completamente al pie de la letra.
Finalmente, gracias a su ingenio y astucia, Hill y Jones lograron asegurarse un lugar en un barco de regreso a casa, la ironía de la extraordinaria aventura fue que el Armisticio con Turquía se firmó solo dos semanas después de que su barco finalmente atracara en Inglaterra.
Jones murió tristemente de neumonía a los 51 años en Gales, mientras que Hill vivió hasta 1975, muriendo a los 87 años después de ver el servicio activo como piloto en la Segunda Guerra Mundial e intentar romper el récord de velocidad para un vuelo de Londres a Australia.
Esta historia lo que realmente muestra son los peligros de lo que pueden suceder cuando te conviertes en un ‘verdadero creyente’, a pesar de toda la evidencia en contra de que sea real.
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